Alrededor de 15.000 sindicalistas y activistas de izquierda
Foto: JOHN KOLESIDIS / REUTERS |
Miles de personas protestaron el sábado en una feria anual en
Tesalónica, la segunda mayor ciudad de Grecia, en contra de una nueva
ronda de recortes de salarios y pensiones exigidos por prestamistas
internacionales a cambio de ayuda financiera para evitar la bancarrota
del país.
La manifestación de alrededor de 15.000 sindicalistas y activistas
de izquierda ha sido la primera gran protesta contra un paquete de
austeridad de casi 12.000 millones de euros que está preparando el
primer ministro, Antonis Samaras, para apaciguar a los inspectores de la
Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional que llegaron ayer a
Atenas para revisar el avance de las reformas griegas.
Unos pocos manifestantes quemaron banderas de la Unión Europea,
mientras que otros lanzaron sandías en apoyo a los atribulados
agricultores, pero más allá de de eso las protestas se desarrollaron sin
incidentes ante la mirada de cerca de 3.500 policías.
Grecia vive su peor crisis económica de la posguerra que ha dejado
desempleadas a casi una de cada cuatro personas, que ha elevado los
niveles de pobreza y cerrado miles de negocios.
Samaras hizo sólo una breve aparición para inaugurar el evento y
defender los recortes planeados en vez de realizar el discurso anual de
política económica que solían hacer sus predecesores.
"Estamos tratando de minimizar el dolor de los recortes tanto como
sea posible, pero tenemos que hacer recortes porque no hay otro
camino", declaró Samaras ante políticos y funcionarios locales. "Les
estoy diciendo la verdad, no hay otro camino", añadió.
El líder opositor Alexis Tsipras, jefe del partido radical de
izquierda SYRIZA que se opine al rescate extranjero para Grecia, criticó
a Samaras por su aparición de bajo perfil en el evento. "El primer
ministro vino y se fue como un ladrón - quizás está avergonzado",
comentó Tsipras, quien participó en las manifestaciones.
Samaras se opuso al primer rescate de Grecia en el 2010, pero
desde que llegó al poder en junio ha prometido llevar a cabo otra ronda
de austeridad que el fatigado público griego siente que ya no puede
aguantar.
Samaras y el ministro de Finanzas, Yannis Stournaras -un respetado
economista-, han conseguido cautelosos elogios de sus homólogos
europeos por rehusar a dar pie atrás en los recortes, pero se enfrentan a
una creciente hostilidad en casa en la medida en que la depresión
económica griega se intensifica.
El Gobierno, que espera conseguir otros dos años para implementar
los recortes -programados para el 2013 y el 2014-, afirma que la
economía griega se contraerá en más de un 7 por ciento este año.
Se
espera una serie de protestas para los próximos días cuando
funcionarios de la llamada troika compuesta por la Unión Europea, el
Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE)
concluyan una revisión que determinará si Grecia obtendrá el próximo
tramo de ayuda en el marco de su más reciente rescate y si evita una
cesación de pagos desordenada.
Fuente EUROPA PRESS
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